jueves, 8 de septiembre de 2011

"CARTAGENA POBRE"

En los extramuros de Cartagena no se puede hacer nada si no se ponen a sonar grandes aparatos de sonido al lado de los cuerpos.

El sonido de los bailes al fondo de los barrios es el único horizonte. Es la ciudad que muchos conocen pero que desaparece cuando se encienden los set de televisión o el plató de cine. Los que creen en la pobreza como postal es posible que supongan que basta con levantar la mano en el aire asoleado de estos barrios para sentir la estática del desespero.

Pero no.

No confundan hambre con desesperanza porque toda esta gente baila. Baila, aunque no lo crean, al lado de la nata de los sumideros. Cuando el caño crece y cuando se seca, bailan. Si ponen dos palos como cimientos de una casa, bailan. Y más cuando las mujeres están pariendo.

Bailan, siempre, aunque los barrios encopetados se espanten.

En muchas partes el baile tiene formas estilizadas y nombres diversos, pero allí bailar es algo más, es una manera de acceder a un poder todavía no saqueado. Por eso el frenesí y la extravagancia son la medida de lo que existe.


Pasacaballos es un corregimiento de Cartagena fundado por esclavos negros hace 233 años. Está ubicado a dos kilómetros del complejo industrial de Mamonal, a un lado de la desembocadura del Canal del Dique y estancado hace décadas. Tiene más de 17.000 habitantes que resisten. La mitad de su población (el 49%) es menor de 18 años. Casi todas las muchachas a sus 15 ó 16 años ya tienen sus primeros hijos al hombro constatando que hay algo en toda esa latitud bulliciosa que hace hervir las células desde temprano.

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